La cámara puede ser, parafraseando a Gabriel Celaya, ese arma cargada de futuro, con la facultad de visibilizar lo que la mirada cotidiana invisibiliza.

Náufragos del asfalto pretende acercarse a los habitantes de la calle, a los hombres y mujeres sin hogar que pueblan las aceras de numerosas ciudades europeas. Ellos con su individualidad, con su ciudadanía amenazada, y con unas enormes dosis de dignidad que les hace permanecer en pie, son invisibilizados por el viandante que teme su mirada, porque, en el fondo, teme verse reflejado en historias de caídas y vencidos.

En Europa, más de un 17% de la población vive en el umbral de la pobreza y, de ellos, un número alarmante, y creciente, vive las calles como su última estación. Muchas veces la imagen, y la teoría sociológica, han hecho de los náufragos del asfalto una etiqueta, una figura estereotipada que nos habla de cartones, alcohol, largas barbas y ojeras infinitas. Pero los habitantes de la calle son múltiples y variados; son plurales y diferentes. Si acaso, un rasgo común mueve (y conmueve) todas las historias: una brutal soledad.

Descubrir esa nota común, la soledad más lacerante, a través del objetivo visibilizando lo que la mirada cotidiana invisibiliza, es la intención básica de este proyecto.